domingo, 15 de agosto de 2010

Amar es simple... solo debes dar lo que no tienes a quien no es.

Quien no conoce nada, no ama nada. Quien no puede hacer nada, no comprende nada. Quien nada comprende, nada vale. Pero quien comprende también ama, observa, ve... Cuanto mayor es el conocimiento inherente a una cosa, más grande es el amor... Quien cree que todas las frutas maduran al mismo tiempo que las frutillas nada sabe acerca de las uvas (Paracelso).

El amor no es más que una experiencia de vida independiente a las personas que amamos, considerando siempre que una experiencia de vida tiene la particularidad de modificar. Amar, por tanto, es modificar nuestra vida, aprender y en ningún caso aprehender.

Las personas pasan las experiencias quedan "ahí" (no sé bien donde es "ahí"...ahí en el tiempo, ahí en el espacio, ahí en la vida, ahí en el cerebro como complejas conexiones neuronales, no lo sé, pero sé que ahí quedan) ocultas en nuestros pensamientos al igual que los deseos, las ansias que alguna vez nos produjeron, el momento que alguna vez iluminaron, los sueños que alguna vez nos revelaron, las miradas que alguna vez nos penetraron y dejaron "ahí" un sentimiento o una emoción. La forma en que estas características se coordinan para dejar una huella, pequeña o profunda, visible o dispersa, pero una huella al fin y al cabo, una huella que provoca un cambio, quizá mínimo y quizá inconsciente, pero un cambio que a veces te deja sin respiración, nublada, sonriente, extraña, armónica quizás... el calificativo no es "digital", es más bien biológico, un sinfín de hormonas y neurotransmisores que coreográficamente comienzan su fiesta en tu cuerpo y te remiten a un lugar espacialmente indefinido, que solo tú conoces, al que solo tú podrías llegar. Es en este momento cuando nos damos cuenta que estamos amando, cuando sentimos en nuestro cuerpo esa indescriptible sensación de trance similar un sueño que al despertar lógicamente se acaba y queda claro o difuso grabado ahí, donde duele o donde alivia, donde provoca…

El amor provoca.
Pd: Para aquel que en estos momentos es amado como un forastero del amor. Para quien sabe que ama y no quiere verlo. Para quien nada ve con los ojos abiertos. Para quien lo ve todo sin estar. Para quien sueña cada noche con la posibilidad de amar. Para quien amo. Para quien amé.

domingo, 30 de mayo de 2010

Estamos Atrapados

"Ser modernos es encontrarnos en un entorno que nos promete aventuras, poder, alegría, crecimiento, transformación de nosotros y del mundo y que, al mismo tiempo, amenaza con destruir todo lo que tenemos, todo lo que sabemos, todo lo que somos" (Berman, 1982).
Esta modernidad es más bien una condición del ser, experiencia vital como diría Berman, una vorágine que nos detiene y nos mueve "al mismo tiempo".
Este espacio no habla de modernidad, aunque en si mismo lo es, más bien es una vorágine de sentido, de sentimientos, emociones, ideales, de estados y sueños detenidos, reprimidos, pero al mismo tiempo explosados en este maravilloso arte de la escritura.
Me gustaría comenzar haciendo cuerpo una pregunta que sigue mis pasos por estos dias...
¿Qué vemos?
¿Qué vemos?
¿Por qué cerramos los ojos a lo evidente?
No es correcto llamar tristeza, ni desconsuelo, ni rabia a este sentimiento, es más bien repugnancia o algo parecido. Cada dia se van alejando más los sueños de fraternidad y justicia, el gobierno de turno se lava las manos con las promesas de una sociedad para todos, un proyecto democratizador que nunca llegó, ¿Y la alegría, cuando era que iva a llegar? Ahora ni hablar, con un gerente administrando el país, el proyecto hay que darlo por perdido. Política... política... política... es triste teñir todos los espacios con política, política barata que es peor, pero lamentablemente es esta política la macroestructura que pone los límites a nuestro quehacer.
Hoy las desigualdades sociales revalsan mi tolerancia, no cabe en mis esquemas cognitivos el nivel de injusticia y lo desprotegido que se encuentran algunos sectores sociales de nuestro país, aquellos niños que crecen amenazados, que crecen con su futuro pre-definido, niños condicionados al más puro estilo de Pavlor para que sigan reproduciendo un patron social inadmicible, nocivo.
Estamos atrapados.
Estamos atrapados en nuestra propia vida, en nuestra propia construcción.
Bauman ya lo sabia, no sentimos la necesidad de lanzarnos a la calle para reclamar y exigir más libertad o una libertad mejor de la que ya tenemos. Si la libertad ya ha sido conquistada...
¿Cómo es posible que la capacidad humana de imaginar un mundo mejor y hacer algo para mejorarlo no haya formado parte de esa victoria?
¿Y qué clase de libertad hemos conquistado si tan solo sirve para desalentar la imaginación y para tolerar la impotencia de las personas libres en cuanto a temas que atañen a todas ellas?
Estamos atrapados